domingo, 30 de noviembre de 2008

sábado, 29 de noviembre de 2008

jueves, 27 de noviembre de 2008

Las gafas de Lennon

Recién desembalado se encuenrta el nuevo disco de Pedro Guerra. En esta ocasión, el canario nos propone un viaje a través de las sentidas canciones que ha ido hilvanando a lo largo de los años. La de Guerra es una carrera fraguada a base de canciones minuciaosamente compuestas e interpretadas, repletas de esa sensibilidad extrema que pocos músicos en la actualidad pueden ofrecer.
En el taller de costura le han acompañado para la ocasión artistas como Miguel Ríos (qué tío, es el Tom Jones español), Ismael Serrano (quien también publica disco en directo la semana que viene), el maestro Luís Pastor, la reconocida alumna del anterior, Bebe y el nuevo enfant terrible de la música española, Quique González. Junto a ellos, ha sabido repasar algunos de los mejores momentos compositivos de la canción de autor en España.
El álbum se llama Vidas en vivo y fue grabado en directo en Rivas Vaciamadrid durante un concierto en el que se colgó el ya clásico en su carrera, ‘No hay billetes’. Se presenta en formato digi-pack, incluyendo DVD+CD y libro; muy cuidado, marca de la casa.

Pasen y vean

Punto y seguido al sueño blanco anglo-americano. El sueño del Mayflower da paso al sueño de las galeras negreras, pateras y cayucos. Bienvenidos al Nuevo Orden Mundial.
¡Qué espectacular! ¡Un presidente medio negro en los United States! ¿Para cuándo un presidente gitano para los Pueblos Unidos de España? grita alborazada la vocera partidista de turno en los mediatizados debates políticos televisados.
Mientras tanto, el sur del continente americano reclama a gritos voz y presencia en un parnorama internacional cada vez más polarizado hacia el liberalismo straussiano. Los mismos voceros que hoy se entusiasman con un nuevo argumento, ayer se rasgaban las vestiduras cuando Hugo Chávez pedía ante la ONU voz para el pueblo eminentemente indígena al que representa. ¿Cómo va a ser eso? ¿Que los atrasados pueblos sudamericanos controlen sus propios recursos naturales? ¿Qué sería de nuestras grandes empresas-oh!, pobre España, que no posees yacimientos de petróleo ni bolsas de gas con las que auto abastecerte- si no podemos seguir explotando los recuersos energéticos de otros pueblos?
Pero, por favor, no se queden ahí; pasen, bienvenidos al nuevo orden mundial. ¡Un presidente negro en los United States! ¿Para cuándo un Papa bondadoso en el Vaticano? (Sí, ya saben, la palabra bondad; desprendido, generoso, ...)
Estoy contenta, sí, muy contenta de presenciar este gran momento para la humanidad; porque, ¿es ahora cuando los United dejan de manejar a la ONU para que intervenga donde, y lo que es más importante, cuando a ellos les interesa? Sí, no me cabe la menor duda, tanto revuelo tiene que deberse a que ahora es cuando la primera potencia mundial deja de imponer a otros estados la política que hay que desarrollar, sí o sí, si quieren ser recibidos y tenidos en cuenta por esa otra porción (muy pequeña, todo hay que decirlo) que forma el conglomerado de países pijos del mundo; ya saben, en los que te puedes comprar una vídeo consola o un teléfono móvil, sin temor a que tus hijos sean explotados trabajando en una mina de Coltán o tu marido asesinado a machetazos, sólo porque pasaba por allí.
Bueno, viendo lo ventajosas que pintan las cosas, estoy prácticamente segura de que ahora es cuando las grandes corporaciones liberan las patentes de los coches eléctricos y ponen en marcha las grandes políticas de I+D destinadas a la búsqueda de energías limpias y renovables. Y todo gracias a que los United States tienen un presidente negro, ¿quién nos lo iba a decir?, que, además, iba a venir tan a propósito de la situación económica internacional que clama ya -¡por Obama, Dios padre!- un Nuevo Orden Mundial.
Esto ya sólo puede desembocar en un Fondo Monetario Internacional intercediendo por los países más desfavorecidos del Cuerno de África-ése que, literalmente, se está despegando tectónicamente del resto del continente.
¡Qué maravilla! El Fondo Monetario Internacional convertido en una nueva religión. ¿Quién lo hubiera dicho? Haciendo la labor del papado. Si es que... esto del Nuevo Orden Económico es casi un hecho... En dos semanas o así se acaban las guerras, porque parece ser que el Gran Obama va a desfavorecer a partir de enero a las grandes corporaciones que le sufragaron la campaña electoral y que, cuando todavía competía con Hillary Clinton en primarias, le convocaron a la reunión del Club Bilderberg, y ahí, ya se sabe, sólo va gente muy respetable que sólo busca la paz mundial y la igualdad entre todos los hombres.
Desde luego, que es para estar contentos.

sábado, 4 de octubre de 2008

Manuchada nuí

Primeras anotaciones a Los Mundos Grises


Una de las ventajas de los Mundos Índigos es que las palabras siguen correspondiéndose con sus significados. Por ejemplo, Política. En estos lugares las personas que se dedican al viejo arte social no lo hacen movidos por la intuición del poder que se encuentra un peldaño más arriba, empujando la bien disimulada puerta del dinero que existe en cada uno de sus descansillos.En los Mundos Índigos, la política sigue siendo aquella escalera que algunos de nosotros se ven empujados a subir, contribuyendo así al equilibrio natural del Universo. Ninguna opinión es ignorada; ninguna propuesta deshechada. Después de todo, ¿no debería ser la vida un lugar común donde todos pudiéramos existir? La coacción interior del ansia de poder individual que mueve la política en los Mundos Grises, encuentra su sitio ocupado en los Mundos Índigos por la sensación de correspondencia con el resto de seres, vivos o inertes, que acompañan al ser humano a través de la escalera de caracol del Universo.

¿Quién es más real, Bush o una margarita? ¿En qué se diferencian sus necesidades vitales? Quizá la flor nunca ha sentido la necesidad de echarse un trago por sentirse fracasada en su periplo vital (véanse: polución, cruces botánicos, falta de abejas... ); quizá porque en su mapa genético no existe la inscripción en rotu rojo que resalta la 'necesidad' de ambicionar un poco más en cada momento. La flor, en su universo de necesidades mínimas, crece, florece, aromatiza y colorea el mundo, sin moverse de su sitio; como al ser humano, sol, agua y alimentos bastan para sobrevivir.

Los políticos de Los Mundos Grises son, sin duda, una especie aparte. Ellos conocen y ponen en práctica como nadie el viejo arte de la mentira; son grandes actores que, aún así, necesitan al resto de seres que los rodean, para poner en marcha su teatrillo. Siempre off the record, claro. Durante las últimas décadas los guiones se basan en el pensamiento straussiano; así, la vieja costumbre de reverenciar el poder del dinero, añade a su repertorio de mañas la muy sucia de 'crear' (inventar, fingir) un enemigo perenne; no importa de dónde venga y cuál sea el motivo esgrimido para clasificarlo como tal, lo verdaderamente importante aquí es el sentido de unidad que proporciona a los habitantes de los Mundos Grises; el reconocerse bajo una misma bandera, distinta a las otras: el patriotismo.

Una vez creado el enemigo, es el momento de poner en marcha el Gran Drama de la Macroeconomía, donde lo importante no es proporcionar un nivel de vida digno a todos, sino a unos cuantos (véanse los dueños de las multinacionales). Por supuesto que en este drama el enemigo puede llegar a serlo por varios motivos, todos ellos igual de racistas: religión, cultura o color de la piel. Lo importante es tenerlo identificado, a partir de ahí podemos subir tranquilamente el telón de este nuevo escenario del Mundo Gris; poner a trabajar al 100% la maquinaria armamentística, que tan buenos réditos ofrece a esos cuantos ya mencionados, y las panaceas farmacéuticas que saldrán al libre mercado (el que pueda pagar que se cure y el que no que se pudra) para curar definitivamente enfermedades que nunca lo fueron o que nunca lo serán. Lo importante es que el vulgo esté unido en el miedo.

Es ésta, sin duda, una pobre definición del arte de la política en los complejos Mundos Grises, aunque suficiente, en todo caso, para servir de entradilla a un estudio comparado más profundo con el significado del viejo arte de la política en los Mundos Índigos, tan natural y espontáneo.

Da tanto miedo rascar la capa gris del universo paralelo, que los seres Índigos nos sentimos afortunados de poseer un par de alas, situadas en el cerebro, que sobrevuelan la miseria de esta gris ilusión, para situarnos en milésimas de segundos, sobre un cielo azul no contaminado y una tierra no deforestada, en la que el agua todavía es incolora en cada gota de su masa azul, que chorrea a través de laderas y valles hasta los abrevaderos vitales alrededor de los que los seres humanos organizamos nuestras vidas. Sí, definitivamente, qué suerte tenemos.

jueves, 25 de septiembre de 2008

Blog para una Vida Índigo


Ruge la tormenta allá en el mar; se acerca por el este. Llevo horas sintiéndola: la tarde cambió de color a eso de las 18'30 y y el aire fresco comenzó a colarse por las ventanas en pequeñas ráfagas.
Los días se van haciendo más cortos y se tornan menos calurosos; la gente a mi alrededor tiene aspecto sombrío, pero no es por culpa de la meteorología. Intento abstraerme: me gustan los días de otoño, esos en los que la luz del sol se toma una tregua tras arrasar los campos y ciudades con su candor despiadado. El paisaje se hace nítido; lo que más me gusta es el contraste de marrones de las montañas con el verde de los árboles y el azul del cielo.
Sigo sobrevolando mi vida índigo a través de la Sierra Tejeda y Almijara; llego a La Alpujarra. Me poso en la Casa de La Terraza. Abajo, en la calle, camina la señora Concha; es inconfundible: su andar destartalado y presuroso, seguida de un par de perros; varios juegos de sábanas apoyados en la cintura. ''Buenas tardes señora! He vuelto!'' En la vida índigo perfecta, la señora Concha me contesta: todo listo, Hildegard, mi niña malagueña. Aquí te dejo la leña y unos tomaticos; invítame luego a unos dulces y me cuentas cosas de tu tierra. Suena el teléfono, señal de que debo ausentarme de la Vida Índigo; me veo obligada a contestar: Muchas gracias, señora, en otro momento; ahora tengo que regresar.